miércoles, 23 de julio de 2008

Felipe II: Ventajas y desventajas del tesoro americano

A partir de 1560, el descubrimiento de América del sur de las minas del Potosí aumento la cantidad de metales preciosos recibidos en el puerto de Sevilla. La gran cantidad de plata que llegaba desde América fue una ayuda decisiva para el estado español, porque le proporciono ingresos extraordinarios. Pero este tesoro debilito todavía más las bases de su poder porque la monarquía pudo sostenerse económicamente sin verse obligada a realizar la unificación fiscal y administrativa del reino.

El aumento de los ingresos reales gracias a los metales americanos influyo decisivamente en la política exterior española. El oro y la plata se podían utilizar para financiar los movimientos de tropas o las maniobras diplomáticas en toda Europa. Además proporcionaba a los monarcas Habsburgo posibilidades de obtener préstamos y créditos por unas sumas que ningún otro príncipe obtenía.


Las campañas militares de Felipe II, el Rey Prudente continuaron a las de Carlos V. Tuvo que enfrentar la rebelión de Holanda que estallo cuando Felipe II intento restringir su autonomía política. La pérdida de los países bajos significaba una amenaza directa para los intereses económicos españoles porque ambas eran complementarias: España exportaba lanas y metales preciosos a los países bajos, y de ellos importaban productos textiles, material de guerras, cereales pertrechos navales. Además, su dominio aseguraba el cerco español sobre Francia.
La guerra con los países bajos se extendió entre 1566 y 1598; España pudo reconquistar una parte de ellos pero las llamadas provincias unidas –Holanda- se independizaron. Además se empeño en luchar contra la monarquía protestante de Inglaterra, e intervino en las tierras de religión de Francia para asegurar el catolicismo. La Armada invencible fue derrotada por la flota de Isabel de Inglaterra, pero Felipe II logro sus objetivos con Francia.

Carlos V: expansión territorial y debilitamiento del Estado español

El logro mas espectacular de Carlos V fue la ampliación de los dominios de los Habsburgo. Pero la expansión territorial llevo hacia la inevitable delegación de los poderes en consejos y virreyes a cargo de la administración de las diferentes posiciones. La gran extensión del imperio de los Habsburgo hizo imposible su integración y obstaculizo el proceso de centralización administrativa dentro de España. Además, el Estado español se endeudo con préstamos para costear las tierras europeas. En 1556, cuando dejo el trono a su hijo, los ingresos de Carlos V, habían triplicado, pero como las deudas reales eran tan grandes, su heredero, Felipe II, tuvo que declarar formalmente, un año después, la bancarrota del Estado.

Colonizadores Españoles.


Los Habsburgo en España

La llegada al trono de Carlos V de Habsburgo con el nombre de Carlos I de España, acentuó la división administrativa del estado español. La presencia de numerosos extranjeros, originó el violento rechazo por parte de la población de Castilla. Además, los castellanos no apoyaron las campañas militares del monarca para extender y asegurar los dominios de su imperio, que eran costeadas con impuestos que crecían constantemente.
Entre 1520 y 1521, se produjo una rebelión de los burgueses de las ciudades de Castilla contra el rey. La rebelión de los comuneros que exigía el respeto por parte de la monarquía fue derrotada por el ejército real al que se había unido la mayor parte de la aristocracia.
La victoria sobre los comuneros fue fundamental para la monarquía española que intentaba fortalecer su poder. Pero la derrota de los burgueses alejo la posibilidad de una alianza entre la monarquía y ese grupo social que impulsaba los cambios hacia el mundo moderno. La nobleza fortaleció sus posiciones en el gobierno y la administración del estado español.

miércoles, 11 de junio de 2008



El proyecto de Cristobal Colon


Parecen indudablemente relacionados con las ideas que el humanista florentino Paolo del Pozzo Toscanelli participó, primero verbalmente y luego a través de una extensa carta, a Fernando Martins, canónigo de Lisboa y muy allegado al rey. Esta carta contiene ya el proyecto colombino. Parte éste de un supuesto cierto (la esfericidad de la tierra) y dos grandes errores: Creer mucho más extendidas las tierras del continente euroasiático, en el sentido de los paralelos, y, por tanto, mucho más breve el espacio marítimo entre costa y costa. Una medida equivocada del grado ecuatorial, que haría mucho más reducido el diámetro terrestre de lo que es en realidad. Pero, en esencia, la teoría de Toscanelli es la de Colón: la facilidad de alcanzar el oriente (el gran foco del mercado de las especias) navegando hacia occidente. Ofreció Colón su proyecto a Juan II de Portugal; el rey lo sometió a una junta de técnicos, presidida por Diego Ortiz de Calzadilla, obispo de Ceuta: ésta lo rechazó, con buen fundamento. Es posible que Juan II intentase, sin embargo, poner en práctica la idea, enviando, a espaldas del genovés, una expedición que no tuvo éxito. De aquí que Colón, disgustado, decidiese salir de Lisboa y acudir a la vecina corte de Castilla; su esposa había muerto, y el abandono de sus antiguos negocios le había creado una situación económica difícil, que compartía con su hermano Bartolomé. Colón entró en contacto, primero con los miembros del consejo real, y luego directamente con los reyes, quienes, como había hecho Juan II, sometieron el proyecto a una junta (la llamada “Junta de Salamanca”); por las mismas razones que en Portugal, también en Castilla fue rechazado por los técnicos (1487). Pero Isabel no desechó la idea: realmente, la ruta a oriente por occidente abría una remota posibilidad de expansión a Castilla. Sin embargo, hasta 1492, ya ultimada la guerra de Granada, no serían firmadas las capitulaciones de Santa Fe (17 abril), no sin dificultades e incluso con un rompimiento motivado por las exigencias de Colón, que ya anteriormente, en 1491, desalentado, había querido abandonar Castilla y acudir al rey de Francia, determinación de la que le disuadieron, en La Rábida, fray Antonio de Marchena y fray Juan Pérez. Pero, en definitiva, obtuvo en estas capitulaciones los títulos de virrey y almirante y los derechos sobre la décima parte de cuanto se obtuviese en las tierras alcanzadas